Venezuela encara su futuro tras la muerte de Chávez

El hombre que durante 14 años lideró la llamada revolución bolivariana dejó huérfano a un pueblo que desde hace más de dos lustros no ha conocido otro camino que el que marcaba Hugo Chávez.

Cuando el vicepresidente, Nicolás Maduro, pronunció entre lágrimas la frase "ha fallecido el comandante", un nuevo período abrió sus puertas en el país sudamericano.

Lo primero que hará el país será despedir al que fuera su líder más carismático y que más poder ha acumulado. El cuerpo de Chávez será trasladado esta tarde del Hospital Militar a la Academia Militar, donde se instalará la capilla ardiente que permanecerá abierta hasta el viernes cuando se celebrará su funeral.

Un lugar más que simbólico para los chavistas. Primero porque es la cuna de la revolución bolivariana y, en segundo lugar, por es el sitio donde nació Chávez.

El traslado estará "acompañado por todo el pueblo", ha afirmado el Gobierno, y pasará, entre otros lugares, por la avenida de Los Próceres, en el oeste de la ciudad, que ha servido en múltiples ocasiones para desfiles militares y que, en esta ocasión, tendrá unas tribunas "llenas de pueblo, combatividad y de esperanza".

Continuidad o cambio

Así, con el fin de las pompas fúnebres, Venezuela tendrá que poner el ojo en su futuro. Elegir entre la continuidad o el cambio, entre el llamado nuevo socialismo que lideró Chávez o la apertura a occidente y a los 'archienemigos' del comandante.

Con su muerte se formaliza una campaña electoral que los venezolanos ya vivían virtualmente desde la convalecencia del mandatario bolivariano. Y es que, según recoge la Constitución, los venezolanos tendrían que ser convocados en el plazo de 30 días a unas nuevas elecciones.

Una 'hoja de ruta' que el propio Chávez dejó bien marcada en su último discurso el pasado 8 de diciembre, y en la que dejaba a su delfín, Nicolás Maduro, como la continuación de su legado. "¡Exijo lealtad absoluta! Porque yo no soy yo, ¡yo soy un pueblo carajo!", sentenció el comandante.

Chávez no pudo ser juramentado el 10 de enero pasado para el mandato 2013-2019, pero un fallo judicial estableció que el gobierno podía continuar sin la investidura formal del presidente. Una transición que sin haber comenzado ya nace con polémica sobre quién asumirá el poder hasta que lleguen los comicios.

Maduro, Cabello o Capriles

El nuevo líder venezolano para estos 30 días se debatirá entre lo que dice la Constitución y lo que sentencia el Tribunal Supremo, que avaló postergar más allá del 10 de enero la toma de posesión de Chávez y reconoció la continuidad de su gestión por ser un presidente reelegido.

Los que apoyan la Constitución creen que debe el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, quien asuma y encamine el país a elecciones, tal y como recoge la Carta Magna. Sin embargo, con el cuerpo de Chávez aún caliente, ya hay miembros del Gobierno que pretenden encumbrar a Maduro escudándose en el Supremo. Así lo ha hecho el ministro de Exteriores, Elías Jaua, quien anoche aseguró que será el vicepresidente quien dirija Venezuela.

"Ahora se ha producido una falta absoluta, asume el vicepresidente de la República como presidente y se convoca a elecciones en los próximos 30 días", argumentó el canciller.

Los expertos coinciden en que el camino a seguir es la convocatoria a elecciones, tal como prevé la Carta Magna, pero ante un escenario de un presidente en ejercicio, como lo consideró el TSJ, la designación de quién ocupará la Presidencia venezolana debería atender a una mezcla entre la Constitución y la sentencia. Lo único que por el momento parece claro es que en un mes Venezuela tendrá que elegir nuevo presidente.

Tras recibir el aval de Chávez, Maduro se confirma como el candidato del oficialismo, mientras el líder opositor Henrique Capriles Radonski tiene la primera opción de la oposición para repetir en las próximas elecciones.

Capriles perdió ante Chávez en las elecciones de octubre pasado y ahora tiene un fuerte respaldo de la alianza opositora Mesa de Unidad para retomar las banderas de cambio.

Pero Capriles no es la única amenaza que se cierne sobre la 'hoja de ruta' de Chávez. Al desaparecer Chávez, afloran las contradicciones y roces que él mantuvo a raya a lo largo de catorce años. La guerra interna Maduro-Cabello hace dudar de cuál será el futuro del PSUV, pese a que de cara a la galería todos quieran mostrar su apoyo incondicional al vicepresidente Maduro.

Maduro y Cabello no son los únicos postulantes. Rafael Ramírez, el ministro de Petróleo y Energía, es uno de los hombres más respetados por el chavismo, además de tener el control del sector energético del país. Cercano a Maduro ha estado presente en todas las decisiones desde que comenzara la enfermedad de Chávez pero sin destacar. El hermano de Chávez, Adán, también está ahí pero no con la fuerza con la que hace unos años le encumbraron los Castro. Su falta de carisma le han ido arrinconando poco a poco.

La lealtad del Ejército

Otra de las preguntas que rondarán la cabeza de los venezolanos será seguramente si el próximo líder logrará mantener la lealtad del Ejército como lo consiguió Chávez, una de sus mayores obsesiones durante sus 14 años en el poder.

El comandante les pagó con creces su apoyo después del Golpe de Estado de 2002 que le llevó al poder. El temor es que con la llegada de un nuevo mandatario todas las prebendas que Chávez les concedió se queden en un buen recuerdo. Algo que seguramente la cúpula militar no consentirá. 

Fuente: ElMundo.es