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El líder que se pone en los zapatos de sus trabajadores

¿Quieres ser un líder más efectivo?Durante una semana de trabajo en uno de los Hoteles Loews, Jon Tisch arregló habitaciones, atendió usuarios en la recepción, y cargó equipajes. Fueron días de trabajo arduo, incluso para alguien como Tisch, quien creció en uno de los hoteles propiedad de su familia.

Tisch es presidente y CEO de una cadena de hoteles de lujo multimillonaria: los Hoteles Loews.

Cámaras lo estuvieron filmando durante esa semana, y las imágenes se convirtieron en el primer episodio de temporada del reality show Down the Ladder, en el cual ejecutivos asumen el rol y trabajan en lo que hacen sus empleados. No sólo Tisch tuvo una experiencia de primera mano acerca de lo demandante de cada empleo, sino que también observó las limitaciones y desafíos de cada una de las actividades.

Al final de la semana, él compartió la experiencia con su personal y les dijo cuán duro eran sus trabajos, y cuánto él valoraba lo que ellos hacían. Esa experiencia de ponerse en los zapatos de sus empleados le dio a sus palabras un significado y un sentido aún mayores. Sus colaboradores ahora saben y sienten que él entiende lo que hacen, y los entiende a ellos.

Una de las cosas más difíciles de hacer para cualquiera es poder mirar las situaciones desde otra perspectiva. Sin embargo, es algo crucial para un liderazgo efectivo. La forma más efectiva de persuasión comienza cuando se comprenden los puntos de vista y la manera de ver el mundo de la otra persona, y sobre esto se piensa el argumento. Al ponernos en los zapatos de otro logramos:

1. Confianza. Los seguidores oyen y confían más en lo que les dicen sus líderes. A su vez, los líderes aprenden a manejarse y entender el lenguaje y las analogías que mejor pueden resonar entre los seguidores. Los conecta más con aquellos a quienes están tratando de guiar.

Como consecuencia, es más sencillo para los seguidores aceptar la crítica tanto como el elogio, cuando sienten que el líder los comprende y conoce lo que hacen.

2. Feedback. Los líderes pueden facilitar un feedback más útil y específico, y sobre eso ayudar y entrenar a los colaboradores de manera que les haga ver los objetivos globales. También limita el tipo de crítica no constructiva, teniendo en cuenta que suele ser más sencillo criticar y resaltar las cosas que nos parecen equivocadas aunque no se tenga una comprensión cabal de los obstáculos que pueden imponerse en el buen desempeño de una tarea.

3. Colaboración. Gracias a la conectividad y a la confianza, ayuda a que los seguidores también puedan apreciar las cosas desde el punto de vista del líder. Con esto, líderes y colaboradores pueden contribuir mejor al objetivo común, con lo que puede hacer cada uno. Juntos pueden identificar mejor las oportunidades, más allá de la perspectiva limitada de cada uno.

Por estas razones, los mejores coaches son que también han tenido la experiencia de la actividad sobre la cual están asesorando y ayudando. Para muchos de nosotros, no es factible ponernos literalmente a hacer la actividad de otra persona por un día. Lo que hacemos normalmente es trabajar con personas que realizan muchas funciones en diferentes niveles de una organización.

Entonces, ¿qué podemos hacer para entender mejor sus perspectivas, decisiones y acciones? Invertir tiempo en conocer a la persona, entender su historia personal y qué piensa y cómo se ve a sí misma en su rol laboral. Conocer y valorar cómo otros trabajadores aprecian a esa persona en específico.

Hacer preguntas que puedan ayudar a comprender sus puntos de vista: ¿Por qué piensa de esta forma? ¿Por qué las cosas se hacen de una manera y no de otra? ¿Si usted estuviera en mis zapato, qué cambios haría?

Escuche el lenguaje que las personas usan, y las referencias que se hacen para describir cuestiones y situaciones, y sobre eso establezca analogías y ejemplos a partir de esas historias personales.

Los mejores maestros no son los que presentan una lección. Los buenos maestros son los que hacen preguntas para comprender las cosas desde la perspectiva de los estudiantes. Son los que escuchan con atención, y entonces ofrecen la lección o el conocimiento del modo en que los estudiantes pueden comprenderlo.

Los mejores doctores no sólo diagnostican y prescriben medicamentos, sino que se conectan con el paciente y también toman en cuenta la información que brindan los familiares, para entender cuáles son las causas originadoras del malestar, y los posibles obstáculos para un tratamiento efectivo.
Los mejores narradores usan su comprensión de lo que la audiencia considera interesante para atraer a esta a su punto de vista.

El viaje, en todos estos casos, es un recorrido dinámico y compartido. Ponerse los zapatos de otro es un concepto simple. Todos lo entendemos. Pero, ¿cuán a menudo lo ponemos en práctica proactivamente?

Para Tisch, la experiencia fue tan ponderosa que resultó en que construyera una alianza estratégica con sus empleados, lo cual quedó instituido en una nueva política organizacional –los ejecutivos ahora necesitan tomar el trabajo de sus empleados por un día al año.

En la siguiente ocasión, cuando estemos pensando en liderazgo, y en contruir asociaciones, ¿qué podemos hacer para entender el punto de vista de la otra persona? No podemos subestimar el poder de ponernos sus zapatos.

fuente:americaeconomia

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