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El desafío de generar equipos de trabajo

Armar un equipo realmente cohesionado es vital para que los proyectos logren llegar a puerto. Foto:acciondeequipos.com

Ya es un hecho instalado de que es mejor trabajar en equipo que de manera solitaria. Son extensas las evidencias que muestran como los resultados mejoran, la motivación aumenta y la productividad se eleva, cuando hemos logrado generar un ambiente de equipo.

Por cierto que contar con las personas adecuadas para poder generar esos equipos que nos permitan llegar a las metas, incluso a aquellas menos pensadas, no es cosa fácil y muchas veces es posible de conseguir luego de un largo tiempo y varias frustraciones.

Tomar la decisión de construir proyectos duraderos en el tiempo, traerá consigo la necesidad de construir los lazos de confianzas y experiencias necesarias que permitan ir concretando tanto la cohesión del grupo humano hasta convertirse en un equipo consolidado, así como la obtención de los resultados que alguna vez parecieron lejanos.

Es fundamental que estos equipos logren integrar diferentes habilidades y características personales que puedan complementar los requerimientos que tienen los proyectos para convertirse en realidad. Muchas veces construimos estos espacios de trabajo basados en la afinidad natural que nos entrega el hecho de ser personas similares en gustos y estilos, sin embargo, las diferencias correctamente integradas y alineadas a fines comunes, colaboran y enriquecen los procesos, ideas y perspectivas de desarrollo.

Un aspecto que los líderes que encabezan los proyectos de crear equipos deben tener presentes, son aquellas dimensiones personales fuera de lo meramente laboral. Conocer los gustos, sueños y aspiraciones personales de los miembros de grupo de trabajo. Reconocer aquellas cosas que los motivan y aquellas que desincentivan su compromiso. Saber cuáles son los roles en que se sienten más cómodos y por ende tienen más capacidad de realizar aportes.

Un típico error que cometen muchos líderes es establecer el criterio de reclutamiento de personas en algunos de los polos del liderazgo. Es decir, aquellos que quieren conformar equipos repletos de grandes liderazgos, o bien, los que prefieren rodearse de personas que “no hagan sombra” al liderazgo principal. En el primer caso, se genera una gran tensión interna que termina por la salida de varios de sus miembros. Es importante saber que no hay “casa” en que entren tantos egos a la vez. Por otra parte, rodearse de personas de poco liderazgo lleva a que todo se concentre en una persona, lo que centraliza la carga laboral y da poca flexibilidad a la organización para responder a contextos cambiantes.

Armar un equipo realmente cohesionado es vital para que los proyectos logren llegar a puerto, y para lo cual debemos hacernos de paciencia e ir calibrando el proceso, para contar cada vez con los mejores elementos. 

Fuente:Educamericas

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