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Cómo manejarse con un jefe extremadamente autoritario

Tratar con un jefe que se pasa de autoritario y rígido es realmente complicado. La figura ya arcaica del “mandamás” que se limitaba a ordenar y dirigir sin escuchar las propuestas de sus empleados, está quedando cada vez más desterrada en el olvido. Pero sigue habiendo todavía muchos que siguen representando este rol.


El jefe autoritario se limita a ordenar sin dar libertad de movimiento a sus empleados y sin dejar que ellos expongan sus propias ideas y proyectos. Y si lo hacen, pocas veces serán tenidos en cuenta. Si te sientes identificado en tu empresa con la persona que te precede jerárquicamente hablando, tranquilo. Hay formas de hacer tu vida laboral más llevadera.

1. Piensa que será algo temporal si así lo quieres. Nadie está obligado a permanecer en un trabajo si lo está pasando mal o no se siente cómodo. Puedes buscar alternativas laborales, mandar tu CV a otras empresas… Eso sí, mientras sigas en la misma empresa, intenta seguir los siguientes pasos.

2. Busca la manera de suavizar sus reacciones. Cuanto más conoces a una persona, mejor sabes llevarla y mejor te desenvuelves con ella. La clave está en fijarte bien en qué le gusta y qué saca de sus casillas a tu jefe. Encontrarás un punto de inflexión donde acabaréis por entenderos.

3. Mantenle siempre informado de todo. Normalmente los jefes autoritarios son personas con "sed de poder", es decir, que quieren sentirse continuamente los JEFES con mayúsculas. Te darás cuenta en seguida que a este tipo de personas no les gusta que se hagan las cosas sin ser informado… así que aunque sea una minucia, cuéntaselo. Te vas a ahorrar disgustos y broncas y te ganarás su confianza.

4. Eso sí, no dejes que ahogue tu creatividad. Que sus negativas constantes no te impidan seguir pensando, proponiendo… Demuestra que nadie puede con tu pasión por tu trabajo y con sus ganas de aportar cosas nuevas. Si es necesario, propónselo directamente al jefe que haya por encima de él. Quizá las cosas cambien…

5. Habla en un tono positivo y afirmativo. Es decir, es mejor decir "yo creo que deberíamos hacer las cosas así" a preguntarle "¿no crees que es mejor hacerlo de otra forma?".

Fuente:Forbes

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